Salvador - La pasión empieza a burbujear en mí...

Bahía, Brasil

Se me pasó el susto, y la mujer que me había apretado el culo se largó a reír... Oo...
Seguimos hablando... Yo seguía diciendo una palabra tras otra. ¿Qué fue eso? ¡Ay, Dios mío!
¿Cómo es posible que alguien salga de Río, vaya a Salvador y, mientras habla con sus amigos, le toquen el culo? ¡¡¡¡Por no hablar del surrealismo de encontrar a un amigo portugués, de la nada, sin cita ni nada, paseando por la misma playa que tú a la misma hora!!!!
Mis primeras horas en Salvador fueron muy emocionantes y aún prometían mucho 😉.
El hambre empezaba a apretar (¡me moría de hambre para variar!), Dido dijo que iba a comer en algún sitio con nosotros y que nos llevaría a un sitio bueno y barato nham nham ¡¡¡qué bueno!!!
Salimos de la playa, mi amigo portugués se despidió de nosotros en medio de la calle y se fue para las casas de otros amigos que estaban allí con él =) Dido nos llevó por unos callejones, salimos de la costanera y fuimos a la parte de atrás donde nos mostró algunos PFs y Self Service sin balanzas, era viernes, así que toda la calle especializada en comida bahiana... ¡¡¡está en Bahía, Salvador!!! ¡¡¡Los restaurantes sólo servían comida BAIANA los viernes!!! ¡¡¡¡Al menos los que no son muy lujosos y no nos cobran por las narices!!!!

Elegimos uno bonito y entramos, preguntamos qué platos había y la chica nos dijo... hay roast beef, pollo, otra cosa que no recuerdo y MARISCADA (Hummm, eso es comida bahiana, al menos una especialidad bahiana en cada restaurante un viernes =p).
¡¡¡Vamos!!! Laísa y yo compartimos un plato de marisco, Dido pidió un rosbif y Denise y Marcia un plato de pollo... mi plato costaba diez reales, y lo compartí con Laísa así que al final fueron cinco reales cada uno.... ¡Y yo diría que fueron los cinco reales mejor gastados! ¡¡¡El plato era enorme, la comida deliciosa, muy bien hecha y perfumada!!!
Cuando Marcia y Denise vieron el plato, incluso quisieron cambiar su pollo por él, pero no había tiempo, el pollo ya estaba llegando =/ . Además era un plato enorme con un trozo gigantesco de pollo que parecía salido de un dinosaurio y no de un pollo normal =p , plato que también compartieron las dos y aún sobró un poco....
No hace falta que os diga que Dido, después de comerse lo suyo, también dejó mucho, ¿verdad? Fotografié el plato de Mariscada, pero en la foto no se apreciaba el tamaño del que hablo... sólo los colores y la belleza del plato, que me da nostalgia y se me hace la boca agua sólo de recordarlo =) Que bendito lugar 😉
Ya eran las 3 de la tarde y Dido estaba haciendo su turno en el albergue a esa hora, así que vamos a volver...
¡¡¡¡Seguimos por dentro, ya no pasamos por el paseo marítimo, vimos la calle de detrás del hostal, cruzamos una gasolinera, donde Laísa que tenía una marca roja en el cuerpo, promovida por el sol... se levantó un poco el pantalón corto y vio que además de rojo en el cuerpo seguía teniendo la marca del pantalón corto!!!! ¡¡¡Y era muy fuerte!!!
En ese momento, ¡la gasolinera se derrumbó! Simplemente había estirado la pierna y levantado los calzoncillos menos de un dedo para ver la marca... y sin embargo... una oleada de fiu fiu y similares se apoderó de la calle... Parecía que en ese momento todo lo que respiraba y tenía vida nos miraba y decía algo... toda la calle se paró y bocinas, silbatos y cánticos se convirtieron en parte integrante de la escena....
Después del momento musa de Salvador, Dido empezó a darnos consejos... Aquí hay un açaí maravilloso... aquí se puede comprar (en un supermercado), hay un centro comercial... y cuando llegamos a la calle que estábamos a punto de girar para volver al albergue... Dido dijo... joder chicas, habéis parado a Salvador, no hay quien no mire... eita heim... Hablaba con ese delicioso acento nordestino, pero a diferencia de Salvador, Dido era de Recife y algunas de las vocales y formas de hablar diferían de las de Salvador =)
Finalmente llegamos sanos y salvos a Che Lagarto, con nuestro querido "guía", él se fue a trabajar y nosotros a disfrutar un poco más =p
Laísa y yo salimos a la terraza, ella intentó quitarse los shorts y yo estuve un rato en esos sillones o tumbonas perfectas que había....

Subimos... y nos quedamos mirando el mar... la vista desde el hostel era perfecta, se veía toda la playa de Barra y estaba de frente, no había ni un solo edificio enfrente ni nada que se interpusiera... era el Hostel... la calle y la playa =D qué delicia, no podíamos estar mejor ubicados 😉.
Seguimos pensando y hablando de ello durante un tiempo y nos dimos cuenta de que estábamos bendecidos, que nuestra vida era muy buena y habíamos nacido para ello, pero empezaba un problema, me estaba empezando a gustar mucho el lugar y a enamorarme de él =p

Un poco desconcertados, ¡bajamos a descansar! Todavía no habíamos dormido bien, la vida estaba llena de cosas nuevas y no habíamos probado nuestra nueva habitación, que esta vez tenía una ventana que daba a la playa y ¡era preciosa y enorme!
Charlamos un poco más con los chicos del albergue, conocimos a Bruno y a unos cuantos más y quedamos en salir con ellos por la noche, ya que no sabíamos qué tenía de bueno el sitio =p
Laísa y yo lo dejamos todo a medias y nos fuimos a descansar, mientras ella veía la tele, yo puse el despertador a las 9 de la noche y me eché una siesta estupenda, apenas 40 minutos, ¡pero fue más que perfecta para reponer fuerzas y aguantar la noche y los días siguientes!
Cuando me desperté, me di cuenta de que Laísa también había conseguido entrecerrar un poco los ojos, pero ya era hora de prepararse para las fiestas de la noche.

*Continue...*

*Fotos...*