Roma, descubriendo el recinto y el Coliseo.

El susto

Por fin llegué al Hotel de Roma, pero ¿quién dijo que todo eran flores? Tenía que llegar a las 16:00, pero con los retrasos acabé llegando a las 18:00 y llevándome uno de los mayores sustos de mi vida, como dijeAcabé comprando el hotel a oscuras, en una web que no conocía muy bien, por miedo a durmiendo de nuevo en la calle ¡a través de Europa! Así que cuando llegué a mi destino previsto, ¡tcharãm! ¿Dónde está el hotel? Bueno, esta es la direcciã "n, pero no veo ningã¨n cartel, sã "lo un viejo edificio y nadie responde al interfono. Y ahora???? Las maletas por el suelo, la desesperación en mi pecho y ¿luego qué? ¿Qué hago? Calmarme, respirar, pensar, hay una tienda cerca, voy a preguntar.

Uffa, lo mejor que pude haber hecho, mi corazón estaba tranquilo, el chico de la tienda había sido muy amable y nos ayudó, llamó al dueño del hotel y ya estaba en camino, mi cuerpo estaba helado ya que el absurdo calor de Roma lo sustituyó, en menos de 20 minutos llegó el chico y nos explicó que sólo estaría en el hotel hasta las 16:00, y como teníamos que llegar a las 16:00 no creyó necesario decirnos eso, bueno, viajar sin un poco de problemas no es divertido.

Una vez resuelto el malentendido, simplemente llegó, sacó una tarjeta del bolsillo, pulsó el viejo interfono y puft, ¡la puerta se abrió! Y dentro era como otro mundo, todo nuevo, a la última y perfecto, nada que ver con la fachada del viejo edificio ante el que estábamos. ¡Ahora podía descansar, colocar las maletas en su sitio y darme una buena ducha! Wi-fi en la habitación, noticias para la familia, estaba de vuelta en el mundo y me iba a ver Roma, no estaba segura de dónde estaba el hotel en Roma, ¡y quería llevarme una sorpresa! ¡Salí a buscar algún sitio para comer y callejear, suelo hacer esto, dejo mis cosas en el hotel y me paseo para ver que hay por los alrededores!

Conocer la ciudad

En mis andanzas, descubrí algunos cafés y un mercado muy útil. Había una calle principal cerca del hotel donde había muchos restaurantes, unos más bonitos que otros. Elegí uno al azar, me senté y elegimos una pizza (¡ir a Roma y no comer pizza sería absurdo, y yo quería hacerlo enseguida!), el camarero nos explicó amablemente que normalmente era individual, pero aun así decidimos compartir, no teníamos mucha hambre, ¡y fue lo mejor que hicimos! Sus pizzas individuales no son muy individuales, así que pueden comerlas dos personas, dependiendo del hambre que tengan.

La pizza parecía de otro mundo, no sería demasiado sacrificio comérsela sola, pero era demasiado, sobre todo para alguien que no tenía mucha hambre. La salsa de tomate recordaba en mi paladar a tomates enteros y jugosos y no a lo soso y aguado que tenemos aquí. El resto de la pizza estaba muy bien hecha, deliciosa la masa, el queso, ¡todo! Pero lo que realmente me llamó la atención fue la salsa de tomate, ¡que realmente marcaba la diferencia! Hummm ¡demasiado buena! El vino de acompañamiento añadió el toque final.

Cuando terminamos de comer, nos surgió una duda: al día siguiente queríamos alquilar una scooter para movernos por Roma, ya que nuestro tiempo en la ciudad era mínimo, así que preguntamos al camarero si había alguna tienda de alquiler cerca.

Enseguida me cogió de la mano y empezó a gritar y a bromear y a llevarme a una tienda que había a unas tres manzanas. Cogió el folleto de la puerta y me dijo en italiano (no hablo italiano, pero no es difícil de entender) que era la mejor tienda de los alrededores, y a la vuelta paraba a la gente y bromeaba diciendo que yo era su novia, MIO AMORE, MIO AMORE ! El camarero más guapo que encontré era de mediana edad, alegre y juguetón.

Y cuando volví a la mesa, Igor parecía que no entendía nada, y se enfadó un poco cuando vio que el camarero volvía gritando MIO AMORE, MIO AMORE y besándome la mano, pero al final entendió que todo era una broma, así que charlamos un poco más y descubrimos que el Coliseo estaba al final de esa calle, ¡muy cerca! Pagamos y seguimos nuestro camino, tenía muchas ganas de ver este monumento.

Era bastante tarde, pasadas las 10 de la noche, pero el tiempo era agradable, mejor que por la mañana, el verano romano es muy intenso, el sol es fuerte y el calor aún más. Nuestro paseo fue agradable y ni siquiera lo vimos pasar, ¡antes de darnos cuenta estábamos delante de unos monumentos preciosos! ¡Cerca del Coliseo hay edificios absurdamente bonitos, es inexplicable y la sorpresa lo hacía aún más bonito! Yo estaba hipnotizada, aunque estaba cerrado quería acercarme y ver y tocar todo lo que pudiera, así que cogí mi cámara y empecé a hacer fotos.

¡La mala impresión que había tenido al principio del viaje se había ido de verdad y mi suerte había cambiado! Estaba super emocionada y quería que llegara pronto el día siguiente, quería entrar en el Coliseo, ver el resto de la ciudad y ¡hacer mil cosas! Tenía muy poco tiempo en Roma y el día siguiente sería el único que tendría en ese lugar, al día siguiente me iría a Civitavecchia. ¿Podría ver todo lo que quería?

Dejé ir este sentimiento ansioso y continué caminando, a cada paso algo más fresco, el suelo, las piedras todo me daba una sensación muy diferente, ¡el lugar era increíble! ¡Cuántas historias habrán pasado por allí!

Me senté cerca del Coliseo, en un trozo de algo que podría haberlo sido, luego vi el cercano Arco de Constantino, el Foro Romano desde fuera, la colina del Palatino, ¡y todo esto me hizo querer volver allí cuanto antes! Me detuve a admirar el paisaje durante mucho tiempo, me encantó todo, el ambiente era ligero y delicioso.

Era muy tarde y necesitaba volver al hotel a dormir, ¡el día siguiente iba a ser muy ajetreado! Pero primero tenía que parar en la tienda de comestibles y comprar algunas cosas importantes como agua y dulces.

Me fui a la cama con la mente acelerada, pensando ya en las noticias que estaban por llegar.

*Continue*

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